La obra
La actividad de V. Mourelo se caracteriza por la dualidad en el trabajo: del mundo del teatro de autor y la escenografía al universo del creador de (como él los llama) sus artefactos artísticos. Ambos espacios se nutren, se complementan y se citan mutuamente explorando la variedad de lenguajes formales, su impacto y su mecánica.
En el ámbito de la creación plástica, su trabajo se estructura en series. Cada serie está formada por un grupo de piezas que nacen a partir de un pensamiento. Ocurre que cada serie termina poseyendo sus propias claves formales dentro de un lenguaje plástico personal, mestizo y que de forma cíclica vuelve una y otra vez sobre sí mismo. Ocurre que el tema esencial en la obra de V. Mourelo es la propia pintura, sus límites, sus posibilidades y su lugar en el mundo actual. El lenguaje de V. Mourelo se mimetiza con el sentimiento, nos remite a referencias conocidas, indaga sobre la relación entre superficie y contenido, se repite y se reinventa desde un collage, una imagen web, una foto de un periódico, un graffiti o incluso un catálogo de ofertas del supermercado. Se trata de un constante ejercicio de metapintura, reflexión y destreza técnica.
A lo largo de su carrera ha evolucionado desde una pintura intimista y lírica reflejada en la serie «Bodegones Salvajes» hasta el verdadero aluvión de imágenes y estímulos que nos rodea en la sociedad actual, pasando por el expresionismo con claras reminiscencias del cine y de la estética pop.
La creación de su artefactos artísticos: escenográficos o plásticos son un viaje de encuentro en el que un vaso es la huella de su contenido, el rostro sin faz es vida entera, veladura es memoria y si acaso, sólo la nostalgia del objeto-cuadro con su propia historia manual, siempre vital (dicha desde su ha sido) es una reliquia que se muestra y se convierte en el vehículo para que el espectador dialogue y opine de todo.
En la actualidad, podemos encontrar obras de V. Mourelo en los fondos de la colección permanente del DA2 Domus Atrium (Salamanca) así como en numerosas colecciones privadas.
…hay una indisoluble dualidad del hombre artista y el ser contemporáneo: ser que contempla y expresa el mundo – a través de si mismo y de los otros- como huella o dramaturgia de la existencia de las cosas y a la par como demostración teatral o plástica de que la vida se contiene en el metalenguaje de lo que no se deja ver, de lo que transita o de lo que se expone como un acto parasimpático de la biología íntima o social del tiempo que vivo…
Fernando V. Mourelo